Archivo Mariposa: Documento A-001

- Quequé, ¿te queda mucho? Afrodita y yo tenemos hambre.

La chica pone los ojos en blanco y mira a su compañero de laboratorio.

Si tanta hambre tenéis iros a cenar juntos. No sé por qué queréis que esté de aguantavelas.
- No eres una aguantavelas, a ti te...
- Me queréis, sí, ya lo sé. Y yo os quiero a vosotros, pero a mí todavía me quedan cosas por hacer y me consta que hace mucho que no tenéis una cita. Iros a un chino y me traéis las sobras luego, ¿vale?
- Eres un amor de cuñada. -El chico asiente después de unos segundos.- Gracias, nos vemos mañana.
- Hasta mañana. -Se despide Quequé antes de volver a su proyecto. Sin embargo, no tarda mucho en volver a interrumpirlo al ver que tiene una vídeo-llamada entrante.

Se trata de otro de sus compañeros, aunque no del laboratorio sino de las misiones de campo. Está metido en lo que parece el cuarto de baño de una estación de metro ("Barcelona, seguro") y parece algo... Chafado.

- Atlas... Normalmente llamas más tarde. ¿Estás bien? ¿Algún problema con la misión?
- Tranquila, no hemos vuelto a tener percances. Es solo que... -Suspira y pasa la mano por su frente, apartando un par de rizos de su cara.- Estoy preocupado por el chico, es demasiado bueno. Si no espabila pronto se lo van a comer vivo...

Quequé levanta una ceja, lo que añadido a la poca luz del laboratorio le da un poco de aspecto de villana. O se lo daría si no pareciera tan llamativamente joven, una cara que no intimidaría nadie. Luego mira al pasillo asegurándose de que es la última que queda en el edificio. La edificación cuenta con camas y duchas para aquellos que quieran vivir allí por los motivos que sean, pero por suerte se encuentran varios pisos lejos de su laboratorio. Tras comprobar que no hay nadie, vuelve a mirar a Atlas y alarga la mano hacia la pantalla.

- ¿Qué es lo que no me estás contando, cariño?
- ... Me he encoñado del crío. -Al fin se da por vencido.- Si no tuviera tu edad lo adoptaría yo mismo.
- Arturo...

La mirada de Quequé muestra compasión. No puede hacerse exactamente a la idea de por lo que estará pasando el otro, pero ella sentía un pequeño tirón en el estómago cuando había alguna misión que involucraba a un niño. Atlas es mayor, puede suponer que sus sensaciones en ese tema estarán amplificadas.

- ... Sabes cuáles son las reglas. Las mariposas aparecen y tal como han venido se van. No podemos entrometernos más de lo que nos ordenan.
- Lo se, por eso me siento tan mal. Normalmente me olvido del "paquete" y vuelvo a mi casa a calentarme un tupper de pasta, pero este chico esta tan solo... -Se le escapa una risa amarga y aparta la mirada de la pantalla.- Mierda, me hago viejo...
- Primero de todo, si tan viejo eres, deberías ser capaz de cuidar mejor de ti mismo y comer cosas más variadas de tuppers de pasta. -El ceño de Quequé, fruncido por lo dejado que puede ser su novio, se suaviza después de la breve regañina.- Y segundo... No tienes que sentirte mal por sentir empatía con Dustin. Ambos habéis tenido vidas muy duras, es normal que sientas que debes protegerlo de una manera especial. Lo más probable es que te recuerde a ti mismo y eso no es malo. Pero tienes que recordarte que ya estamos haciendo lo mejor para él. Le estamos dando una nueva vida.
- Siento mucho ponerme así de moñas, cielo. -Atlas suspira de nuevo, pero esta vez sintiéndose mas aliviado que la anterior.- Supongo que tienes razón y me recuerda mucho a mi. ... Menos en ciertas cosas que espero que no haya hecho, claro.
- Si te sientes mejor, yo todavía tengo órdenes de monitorizar su situación con cámaras y eso. Te puedo ir contando cómo le va. -Sonríe Quequé.- Y tranquilo, no le diré a la jefa nada de esto.

Incluso siendo una vídeo-llamada se puede ver como a Arturo le brilla la mirada. 

- Eres la mujer de mi vida, Queque. Te prometo que a partir de ahora comeré cosas mas sanas y estaré mas pendiente de mi higiene personal. ("Pensándolo fríamente, ¿que habrá visto esta chica en mi?")
- Yo también te quiero, Arturo. -La chica suelta una risita.- Anda, vete a casa. ¿Quieres que llame a los de una hamburguesería y te lleven la comida a domicilio? Paga la empresa.
- Joder, y tanto que quiero, llevo horas sin comer... -Dramatiza un poco la voz, aunque se nota que está contento.- Y también he dormido como el culo. Es lo que tiene que te persigan con horcas y antorchas. En fin, gracias por escucharme, lo necesitaba... -Le lanza un par de besos a la cámara- Te amo.
- Vete a casa ya, anda, mamarracho. -Entre risas, Quequé hace como que atrapa los besos con la mano. 
 - Cuelga tú. -Pone voz de tonto, pero después de reírse un poco termina por colgar el.

Quequé ríe antes de cerrar también la comunicación por su parte. Suspira, mirando la mesa de trabajo y el proyecto a medio acabar, y tras meditarlo un poco decide que ya lo terminará mañana. Abre la página del informe de misión y teclea rápido un resumen de lo que le acaba de contar Atlas que es digno de mención, no hace falta que se sepa todo.

Envía el informe y suspira, estirando los brazos por encima de su cabeza. Está cansada y el trabajo en el laboratorio hace que esté muchas horas sentada, lo que hace que su cuerpo esté muchas veces contraído. Se anota mentalmente levantarse cinco minutos antes mañana para hacer algo de pilates. El cuerpo de una bailarina debe estar en forma siempre.

Lo último que hace antes de apagarlo todo y salir del edificio es pedir la comida para Atlas. Sonríe cuando le pide extra de pepinillos, sabiendo que le hará ilusión de que se acuerde. La sonrisa aún le dura cuando sale a la calle y el viento mece suavemente los pelos alrededor de su cara. Mira al cielo y no ve la luna. Para muchos es desagradable ver un cielo sin luna, no es tan romántico. Pero a Quequé eso no le importa. 

"La luna llena es la de los nuevos comienzos", piensa. Un buen presagio, sin duda. Asiente para sí, caminando mientras tararea alguna canción de las que bailaba su madre cuando joven.

Si algo le promete la noche, es que todo va a ir bien.

Comentarios