La corriente me arrastra, me ahogo, el frío me cala los huesos. No veo nada, solo oigo el agua y gente gritando, y yo también quiero gritar pero no puedo. Busco a tientas donde agarrarme, alguien que me ayude, pero no encuentro la salida y estoy seguro de que voy a...
KIKIRIKIIIIIIIIII
Me despierto con un sobresalto, sudando y temblando. Cuando se me pasa la sensación de malestar me levanto para cambiarme de ropa y comenzar otra jornada en el campo. Mi padres y yo cultivamos arroz, así lo lleva haciendo nuestra familia desde hace generaciones. "Dios nos apellidó Rice porque esa era la labor que decidió para nosotros".
Pues Dios se puede ir un poco a la mierda.
En fin, me llamo Dustin, tengo 22 años y estoy harto de la vida que llevo. Todos los días me levanto a la misma hora, desayuno las mismas gachas rancias, y realizo las mismas tareas de granjero que llevo haciendo desde que mi padre se dio cuenta de que "al fin podía ser útil para algo". Por la noche regreso a mi habitación a leer algún libro antes de ir a dormir, y si tengo suerte la cosa se anima y mi padre viene a echarme la bronca por estar leyendo "basura profana", porque no me he afeitado o porque aun no me he casado.
Me planteo seriamente tirar mi plato de gachas por el fregadero cuando oigo que alguien llama a la campanita de nuestra casa. Por el camino a la puerta me encuentro con mi padre, así que mantengo una prudencial distancia de metro y medio y dejo que abra él.
Es el correo. Normalmente viene la señorita Corden, pero hoy nos encontramos a un señor pelirrojo de ojos grises y aspecto desgarbado. No me hace falta ni verle la cara a mi padre para saber que ya le odia solo por el hecho de que tiene el cabello largo (recogido en una cola baja).
- ¿Howard Rice?
Mi padre, dulce y amoroso como siempre, ni siquiera contesta y le quita el sobre de un manotazo. El pobre cartero encoge los hombros y me dirige la mirada.
- Entonces tú debes ser Dustin, ¿verdad? -Esto lo dice ofreciéndome el paquete con una sonrisa.
- Dame eso. -No me da tiempo ni de levantar la mano, pues mi padre se lo arrebata de nuevo.- El correo de mi hijo lo reviso yo.
- Pero si seguro que es otro libro del tío Daniel...
- Razón de mas.
Quisiera poder decir que esto es algo común entre los amish, pero me temo que el instinto paranoico es solo cosa de mi familia. Después de arrancar el envoltorio sin mucho cuidado y echarle un vistazo, pues en efecto era un libro, me lo devuelve con tal desprecio que casi me da en la boca.
- Déjalo en tu cuarto y baja rápido, hoy tenemos mucho trabajo. Y tú, ¿no tienes más casas a las que ir?
El mensajero me mira con cara de circunstancias antes de despedirse con un gesto tímido y tomar el caminito de tierra hasta la salida del pueblo.
-o-
Creo que nunca me había dolido la espalda tanto como hoy. Ni siquiera voy a cenar, solo tengo fuerzas para llegar a mi cuarto y dejarme caer en la cama. Después de un par de minutos tumbado y sentir algo de alivio, alargo el brazo hasta la mesilla de noche y tomo el libro que me ha llegado esta mañana. Mecanismos Eléctricos De Uso Básico (Para Tontos). Un momento, ¿este no lo tengo ya?
Me levanto como buenamente puedo y reviso mi estantería.
No puede ser, mi tío es muy riguroso con esto... Decido hojear el tomo nuevo a ver si es que se trata de una edición distinta, pero al abrirlo y comenzar a pasar las páginas cae un sobre de entre ellas. Dentro del sobre se encuentran un folio y otro sobre más pequeño, en el cual reza "Lee primero lo otro".
Vuelvo a sentarme en la cama e inicio la lectura de la carta.
Querido Dustin.
Espero que el truco de mandarte un libro repetido funcione o sino mi plan se irá al garete. Siento mucho darte así la noticia, pero si estás leyendo esto es que mi lucha contra el cáncer ha acabado... Y he perdido.
Tengo que parar un momento. Yo ya sabía que estaba recibiendo un tratamiento, y me había preparado para el peor de los casos, pero coño... Que te lo suelten así es una tremenda bofetada. Respiro profundamente para no ponerme a llorar y hago un esfuerzo por terminar de leer el mensaje.
Se que es duro, pero ahora mismo necesito que te pongas las pilas porque esta situación es límite: Te he legado todo lo que poseo y debes ir a reclamarlo a mi casa. La dirección es...
Espera, ¿qué? ¿¿Qué?? Este hombre no pretenderá que me vaya a España, ¿verdad? Releo la dirección. Oh, mierda, sí que lo pretende...
En el otro sobre encontrarás las instrucciones que debes seguir. Confía en mi y no te preocupes.
Atentamente: Daniel Rice.
Vuelvo a respirar profundamente, con el sobre pequeño en mis temblorosas manos. Lo examino y me fijo en que está sellado con un (valga la redundancia) sello dorado. En la laca se ha formado el dibujo de una mariposa.
Al fin me armo de valor y lo abro como quien arranca una muela. Por la letra es evidente que esta nota no la ha escrito mi tío.
Pilla cuatro trapos y reúnete conmigo a la salida del pueblo esta noche. No seas gilipollas y hazlo sin que tus padres te vean, que sino se nos jode la fuga.
Tiene que ser una broma... No, ni hablar, no pienso hacer esto. Lo siento, tío Daniel, pero me temo que tu abogado tendrá que buscar a otro heredero.
Me levanto como buenamente puedo y reviso mi estantería.
No puede ser, mi tío es muy riguroso con esto... Decido hojear el tomo nuevo a ver si es que se trata de una edición distinta, pero al abrirlo y comenzar a pasar las páginas cae un sobre de entre ellas. Dentro del sobre se encuentran un folio y otro sobre más pequeño, en el cual reza "Lee primero lo otro".
Vuelvo a sentarme en la cama e inicio la lectura de la carta.
Querido Dustin.
Espero que el truco de mandarte un libro repetido funcione o sino mi plan se irá al garete. Siento mucho darte así la noticia, pero si estás leyendo esto es que mi lucha contra el cáncer ha acabado... Y he perdido.
Tengo que parar un momento. Yo ya sabía que estaba recibiendo un tratamiento, y me había preparado para el peor de los casos, pero coño... Que te lo suelten así es una tremenda bofetada. Respiro profundamente para no ponerme a llorar y hago un esfuerzo por terminar de leer el mensaje.
Se que es duro, pero ahora mismo necesito que te pongas las pilas porque esta situación es límite: Te he legado todo lo que poseo y debes ir a reclamarlo a mi casa. La dirección es...
Espera, ¿qué? ¿¿Qué?? Este hombre no pretenderá que me vaya a España, ¿verdad? Releo la dirección. Oh, mierda, sí que lo pretende...
En el otro sobre encontrarás las instrucciones que debes seguir. Confía en mi y no te preocupes.
Atentamente: Daniel Rice.
Vuelvo a respirar profundamente, con el sobre pequeño en mis temblorosas manos. Lo examino y me fijo en que está sellado con un (valga la redundancia) sello dorado. En la laca se ha formado el dibujo de una mariposa.
Al fin me armo de valor y lo abro como quien arranca una muela. Por la letra es evidente que esta nota no la ha escrito mi tío.
Pilla cuatro trapos y reúnete conmigo a la salida del pueblo esta noche. No seas gilipollas y hazlo sin que tus padres te vean, que sino se nos jode la fuga.
Tiene que ser una broma... No, ni hablar, no pienso hacer esto. Lo siento, tío Daniel, pero me temo que tu abogado tendrá que buscar a otro heredero.
-o-
Me despierto de madrugada temblando como esta mañana. He soñado que me hacía viejo en este maldito pueblo y cultivaba arroz por el resto de mi vida, así que abro desesperadamente las puertas de mi armario y comienzo a llenar mi alforja con algo de ropa, no demasiada.
Salgo lentamente de mi habitación y cruzo el pasillo que lleva a la salida, no sin antes asomarme un momento al cuarto de mis padres. Como supuse, duermen como troncos. Me sabe mal no despedirme de mi madre, pero se que jamás consentiría que me fuese de aquí.
Fuera hace un frío que pela, pero no me importa. Ando decidido por el camino de tierra que cruza la aldea, esperando que la persona del último mensaje no se haya hartado de esperarme. Vaya sorpresa me llevo cuando veo que se trata del cartero de esta mañana, que esta vez se encuentra vestido con ropa más casual. Nuestro pueblo está en una de esas rutas que suelen recorrer las bandas de moteros, por eso reconozco su atuendo como uno muy similar. De hecho, detrás de él se encuentra aparcada la que asumo que será su motocicleta.
- Menos mal, tío, ya me estaba quedando sin pitis. -Tira el susodicho cigarro al suelo, lo pisa y me da un casco que guardaba en el sidecar.- Venga, sube, esta es la mejor decisión que has tomado en toda tu vida.
Eso espero...
Mola mucho!! Aguardo los próxkmos capis impaciente
ResponderEliminarAY, MUCHAS GRACIAS ;A; <3
EliminarAcabo de descubrir que esto existe y me interesa bastante, voy a ver como sigue pero ya
ResponderEliminarMuchas gracias!! Ante todo decir que vi tu comentario hace tiempo, pero por algún motivo Blogger se niega a enviar mi respuesta (ya perdí la cuenta de los intentos y quizás este sea otro fallido).
EliminarMe hace feliz que te haya gustado tanto como para seguir leyendo <3