Al
llegar a la entrada de la casa nos encontramos la siguiente escena: La pareja curiosa
de antes portando una cesta de fruta y una tarta casera, y de
fondo un cartero que trata desesperadamente de sacar el pie de un hoyo. Las chicas van corriendo a ayudarle y Oliver se queda conmigo para recibirlos.
- Hemos aprovechado que este caía para colarnos y hacerte una visita. -Me explica la joven con una voz dulce y alegre.- Y como tienes carita de hambre también hemos traído la merienda.
- Gracias...
Aceptamos los presentes, y tras cruzar las miradas compruebo que Oliver está tan confuso con este gesto como yo. Justo en ese momento el cartero consigue salir de la trampa y huye rápidamente de nuestro jardín perdiendo unas cuantas revistas por el camino.
- Entonces, ¿tú eres el de verdad? -Añade su pareja inclinándose sobre mi.- Digo, como no te han echado todavía...
- S-si, soy yo... ¿Pero como sabéis que...?
- ¡Como para no enterarnos con el jaleo que armáis!
Las chicas pasan por nuestro lado cargando cuerdas y demás trastos de las trampas que acaban de desmontar, y antes de entrar en la casa Hikari se queda mirando a la pareja con su habitual gesto de desconfianza.
- ¿Quienes sois vosotros?
- ¡Vuestros nuevos vecinos! Él es Iván y yo soy Julieta.
- ¡Mucho gusto! -Baviera le da dos besos a cada uno.- Perdón por molestar, pero es que no nos dejaban en paz... ¿Cuanto lleváis aquí?
- Apenas un par de semanas, aun nos faltan cajas por abrir. De hecho ya nos íbamos.
- Si, ya hemos cotilleado cuanto queríamos.
- ¡Iván! -Replica con una risilla.- Disimula un poco, hombre, hay que dar buena impresión...
- Peor que la nuestra no vais a dar, creeme.
Esto lo dice mientras trata disimuladamente de esconder el puñal que Hikari está sacando de su bolsillo.
"¡Que te estés quieta, coño!" la oigo decir entre dientes.
"Con la profesora Piñero y el doctor Novikov fallecidos, todo el mundo especula quien podría ser el nuevo director de Pirikov SA tras la muerte del profesor Rice. La teoría más extendida, respaldada por una filtración que se hizo de su última voluntad, apunta a que se trata de un sobrino suyo de Estados Unidos llamado Dustin."
Ah, si, ya me hablaron del chivatazo a la prensa. Alzo la vista hacia la foto que vi hace unas horas y no tardo mucho en atar cabos: La mujer y el anciano que aparecen con mi tío deben ser Piñero y Novikov.
Tampoco me hace falta ser muy listo para deducir que entonces Baviera es la hija de la profesora y Oliver el nieto del doctor. Con Hikari la conexión es menos obvia por razón de etnia y acentos, pero con otra ojeada al salón encuentro una foto donde aparecen ella y Novikov abrazados.
Esto responde a la última duda que no me cuadraba, ya que mi tío nunca menciono que tuviese hijos. Probablemente eran lo bastante cercanos como para confiarle la tutela de estos chicos si alguna vez les sucedía algo, cosa que tristemente ocurrió.
Aceptamos los presentes, y tras cruzar las miradas compruebo que Oliver está tan confuso con este gesto como yo. Justo en ese momento el cartero consigue salir de la trampa y huye rápidamente de nuestro jardín perdiendo unas cuantas revistas por el camino.
- Entonces, ¿tú eres el de verdad? -Añade su pareja inclinándose sobre mi.- Digo, como no te han echado todavía...
- S-si, soy yo... ¿Pero como sabéis que...?
- ¡Como para no enterarnos con el jaleo que armáis!
Las chicas pasan por nuestro lado cargando cuerdas y demás trastos de las trampas que acaban de desmontar, y antes de entrar en la casa Hikari se queda mirando a la pareja con su habitual gesto de desconfianza.
- ¿Quienes sois vosotros?
- ¡Vuestros nuevos vecinos! Él es Iván y yo soy Julieta.
- ¡Mucho gusto! -Baviera le da dos besos a cada uno.- Perdón por molestar, pero es que no nos dejaban en paz... ¿Cuanto lleváis aquí?
- Apenas un par de semanas, aun nos faltan cajas por abrir. De hecho ya nos íbamos.
- Si, ya hemos cotilleado cuanto queríamos.
- ¡Iván! -Replica con una risilla.- Disimula un poco, hombre, hay que dar buena impresión...
- Peor que la nuestra no vais a dar, creeme.
Esto lo dice mientras trata disimuladamente de esconder el puñal que Hikari está sacando de su bolsillo.
"¡Que te estés quieta, coño!" la oigo decir entre dientes.
-o-
Tras despedirnos de nuestros adorables vecinos, terminamos de limpiar el jardín y me quedo con una de las revistas que perdió el cartero. Es un suplemento sobre ciencia similar a los que mi tío me mandaba alguna vez a la aldea, y aprovecho que los niños están guardando las trampas en el desván para sentarme en uno de los sillones y echarle un vistazo rápido...
... ¿¿Hasta que encuentro un artículo sobre mi??
"Con la profesora Piñero y el doctor Novikov fallecidos, todo el mundo especula quien podría ser el nuevo director de Pirikov SA tras la muerte del profesor Rice. La teoría más extendida, respaldada por una filtración que se hizo de su última voluntad, apunta a que se trata de un sobrino suyo de Estados Unidos llamado Dustin."
Ah, si, ya me hablaron del chivatazo a la prensa. Alzo la vista hacia la foto que vi hace unas horas y no tardo mucho en atar cabos: La mujer y el anciano que aparecen con mi tío deben ser Piñero y Novikov.
Tampoco me hace falta ser muy listo para deducir que entonces Baviera es la hija de la profesora y Oliver el nieto del doctor. Con Hikari la conexión es menos obvia por razón de etnia y acentos, pero con otra ojeada al salón encuentro una foto donde aparecen ella y Novikov abrazados.
Esto responde a la última duda que no me cuadraba, ya que mi tío nunca menciono que tuviese hijos. Probablemente eran lo bastante cercanos como para confiarle la tutela de estos chicos si alguna vez les sucedía algo, cosa que tristemente ocurrió.
- Espero que no nos llevemos mas sobresaltos en lo que queda de día. -Suspira Oliver bajando por las escaleras y sentándose junto a mi.- Oh, дерьмо, ¿¿todavía hablan de esto??
Me pide la revista con un gesto de su mano, y cuando se la entrego la tira a la chimenea tan súbitamente que no puedo evitar dar un pequeño salto en mi sitio. Es la primera vez que lo veo enfadado, pero tampoco puedo culparle... Y creo que de momento será mejor no preguntarles que pasó con sus familiares.
- No te preocupes, estas cosas solo las leen los buitres caza-recompensas y los frikis como tú. -Añade Baviera revolviéndole el cabello y sentándose a su lado.
- ... ¿Los frikis como yo?
Lejos de molestarle eso, parece animarlo un poco. Se pone cómodo en el sillón y vuelve a hablar conmigo.
- ¿Te gustaría que te hiciéramos un tour por la casa? Así podrás descubrir las curiosas prestaciones de las que dispone nuestro hogar.
Lejos de molestarle eso, parece animarlo un poco. Se pone cómodo en el sillón y vuelve a hablar conmigo.
- ¿Te gustaría que te hiciéramos un tour por la casa? Así podrás descubrir las curiosas prestaciones de las que dispone nuestro hogar.
- ¡Eso sería maravilloso!
¡Por fin encuentro algo divertido después de todo este caos! Me levanto con unas fuerzas que creía haber perdido y miro entusiasmado a mi alrededor.
¡Por fin encuentro algo divertido después de todo este caos! Me levanto con unas fuerzas que creía haber perdido y miro entusiasmado a mi alrededor.
- ¡Míralo, si al final te vamos a tomar cariño y todo! -Baviera pasa su brazo por el mío y me lleva hasta la cocina, que es el sitio que tenemos más cerca.
Desde luego es más grande que la de mi aldea... Y más práctica. Ya para empezar tienen vitrocerámica, lo cual agradezco porque nunca se me ha dado bien encender un fuego (otra de las muchas cosas con las que solía "amargar la vida" de mi padre...)
En el centro hay una isla decorada de tonos grisáceos y azulados, igual que el resto de la estancia. Empiezo a pensar que mi tío y yo teníamos gustos similares en cuanto a los colores. Dicha isla, al igual que las mesas del motel, se convierte en una pantalla que muestra una lista de menús y recetas explicadas de forma sencilla.
Al parecer la nevera habla. Tampoco es que ofrezca una conversación compleja, pero es lo bastante educada como para darte los buenos días y avisarte de que no queda leche o zumo. Y además tiene una pantalla que muestra el pronóstico del tiempo y algunas noticias de interés.
El resto son cacharros de uso doméstico que hay repartidos por ahí: Una batidora, una cafetera, el lavavajillas, una tabla para cortar carne y pescado, el horno, un dispensador de papel de plata...
Una vez enseñada la cocina, Baviera y los demás me conducen a la habitación de al lado (pues el salón ya lo tengo muy visto), que se trata del comedor. Aquí los muebles son más cálidos, de madera y anaranjados, y hay una mesa muy grande y alargada que atraviesa el lugar. Todo está iluminado por una lámpara que cuelga a unos dos metros y medio del suelo, cuyos brazos parecen los troncos de un árbol.
- Qué ganas tengo de cenar aquí...
- Lo ideal sería ofrecerte un banquete de bienvenida, pero estamos agotados...
- No importa. -Me tomo la libertad de acariciarle la cabeza a Oliver.- No necesito gran cosa.
- ¡Pues espero que te guste la lasaña precongelada! -Esta vez es Hikari quien me revuelve el pelo a mi.- ¡Vamos, quiero enseñarle mi sala de entrenamiento!
- Se refiere al cuarto de juegos. -Susurra Baviera mientras subimos las escaleras.- Pero tú siguele el rollo.
Pasamos de largo la habitación donde desperté (asumo que sería el cuarto de invitados), llegamos a la mencionada sala y... Hay un montón de cosas que no identifico. Pero supongo que es normal, los libros que me mandaba mi tío eran sobre aparatos de una utilidad práctica. El ocio es un tema que tengo muy verde...
Lo que si reconozco son unos cuantos libros, peluches, cajas con lo que imagino que serán juegos de mesa, un televisor muy ancho y plano y un maniquí ataviado con una armadura oriental.
- Aquí vemos anime, jugamos a videojuegos y nos liamos a pegarle al maniquí. -Comenta Baviera.
- ¡Es muy importante preparar el cuerpo y la mente! -Hikari abre un armario y saca una espada asiática de su interior, con la que comienza a realizar posturas defensivas.
- Entiendo...
No, no entiendo nada de lo que me están diciendo. Pero a mi me han dicho que "siga el rollo" y yo lo sigo como el buen chico que soy.
- Me da la sensación de que Dustin no está muy interesado en las artes marciales. -Oliver me toma del brazo como hizo Baviera antes y me saca fuera de la habitación.- Por el contrario, se de algo que si le va a encantar.
Caminamos pasando de largo una sala, de la que llego a distinguir un par de instrumentos musicales antes de perderla de vista.
- ¡Oye, oye, vamos por orden! -Baviera me agarra del otro brazo y me hace retroceder.- Ya tendrás tiempo para comerle el coco con tus cachivaches.
El rubio se pone de morros y entra con nosotros en la habitación de los instrumentos. Me arrepiento de no haberme puesto unas gafas de sol antes de entrar, pues aquí la gama cromática es vibrante y fluorescente en contraste a un suelo y paredes negros como el tizón. Veo varios posters de hombres y mujeres de estética similar a la de Baviera (ropa oscura y hecha jirones, botas altas, muchos abalorios de metal, etc).
- ¿Recuerdas que te dije que algún día me iría por ahí con mi banda? Aquí es donde ensayamos. Tocamos punk, rock, metal y grunge. No es que no nos guste el pop, hay grupos buenísimos, ¡sobre todo los coreanos!, pero creemos que dominan demasiado el mercado actual y queremos volver a darle variedad a...
Sigo sin tener ni idea de lo que me está contando y creo que será mejor aplicar la misma técnica que con Hikari: Asentir y sonreír.
Después de la lección de música, Oliver por fin me tiene para él. Parece más emocionado que yo con mostrarme su sala particular, pues me conduce rápidamente hasta el final del pasillo y abre las puertas de par en par.
- ¡¡Bienvenido al laboratorio!!
El sitio está lleno de herramientas y material de construcción presentado en varios estantes, hay un par de mesas con planos y maquetas de proyectos aun por terminar, y también puedo distinguir instrumentos de química y botes con humeantes y coloridos líquidos misteriosos.
...
Tiene razón, me he enamorado de este sitio. ¡Es lo que siempre quise tener en el pueblo! Lloraría de emoción si no fuera porque estoy bastante seco después de tanto llanto.
- Este es el mejor día de mi vida...
- Te lo dije. -Puedo ver como el niño hincha el pecho con orgullo y se frota las uñas contra la camisa.- Daniel ya me contó que eres de los nuestros.
- ¿De los frikis como tú?
Después de soltar una carcajada, pone los brazos en jarra y me mira con una media sonrisa y una ceja enarcada.
- Si, de los frikis como yo.
Comentarios
Publicar un comentario