Archivo Mariposa: Documento C-002

Estoy física y mentalmente agotada, pero al menos puedo dar la misión de hoy por concluida, ¡y con un rotundo éxito! Después de despedirme del Doctor Novikov recojo mis cosas y me dispongo a volver a casa, pero por el camino me topo con cierto mamarracho impresentable, insubordinado, inmaduro e indecoroso que me saluda sin ningún disimulo.

- ¡Anda, si es Colias!
- ¡Cálla! -Le tapo la boca con la mano.- ¡Aquí soy Regina Gil, pedazo de idiota! ¿Se puede saber qué haces aquí?
- Ver a mi hijo.
- No te hagas el gracioso conmigo, Arturo, que te la juegas.

El pelirrojo rebufa y aparta mi dedo amenazante de su cara. Encima le molestará que le llame la atención, ¿sabes?

- Tienes muy mala leche para ser tan enana.
- A ver si te burlas tanto cuando le diga a la jefa que te estás saltando sus órdenes.
- Nah, no lo harás. Me adoras.
- ¡Ja! ¡Lo llevas claro! -Pongo los brazos en jarra.- Pero en serio, ¿qué te pasa con este chico?
- Ya te lo he dicho, es mi hijo. Quería ponerme al día con él.
- Pero si ya sabes cómo le va. ¿O te crees que no me he dado cuenta de que ves las grabaciones con Quequé?
- Uy, te noto un poco celosa...
- ¡Que no estoy celosa, solo trato de hacerte entrar en razón! Las mariposas...
- Se van por donde vinieron sin dejar rastro. Lo se, y me importa una mierda. Creo que hay muchas cosas que deberíamos cambiar entre nosotros, empezando por la jefa.

¡¡Y además tiene el valor de cuestionar los métodos de Monarca!! Meto la mano en mi bolso para sacar el móvil, pero al levantar la vista siento que algo se rompe dentro de mi. Arturo no está asustado ni alterado, solo triste. Profundamente apenado...

- Regina. -Y en su voz ya no queda rastro de chulería.- He estado donde tú estás ahora, y créeme cuando te digo que a largo plazo no es agradable. Es más, yo diría que ya lo sabes. Me sorprendería que siendo tan inteligente no fuera el caso.
- No se de que me hablas...
- Venga, no me tomes por gilipollas. Te has comprado hasta la misma colonia que ella.

Mete las manos en sus bolsillos y pasa por mi lado mientras se despide con la peor puñalada que podía meterme.

- Casarte con este trabajo no va a conseguir que te cases con Monarca. ¡Chao!

Me quedo paralizada, incapaz de darme la vuelta para responderle. En mi mano todavía está el móvil, así que termino de sacarlo y echo un vistazo a los mensajes.

Lo cierto es que últimamente solo hablo con ella...

Comentarios