Capítulo 14: Firme Aquí, Aquí Y Aquí.

Joder, ¡qué mañana mas estresante! Imaginaba que la sede de Pirikov SA sería grande, pero no esperaba que tendría que visitar tantas salas. Hoy habré visto como una docena, y al parecer todavía nos quedan unas cuantas reuniones antes de formalizar mi nuevo cargo.

Por suerte no estoy solo, me acompañan Oliver y otra chica. Se llama Regina y oculta gran parte de su rostro tras un flequillo denso y recto, y unas gafas grandes con alta graduación. Su cabello castaño le llega hasta la espalda y viste de manera muy formal.

Solo ella y algunos empleados de confianza saben de la situación de Oliver y que, en teoría, la empresa le pertenece a él. A los ojos del resto del mundo el Doctor Novikov está muerto, y yo soy el inexperto heredero que necesita la guía de su nueva secretaria. Aunque en realidad ella solo sigue las instrucciones que Oliver le manda en discretos gestos de manos y cara.

- ¿No eres un poco joven para estar de paseo por aquí? -Le pregunta el secretario de una de las empresas asociadas.
- ¡Es para un trabajo del cole! Quieren que hablemos de nuestros papás.
- ¡Que guay! Toma, por ser tan bueno y responsable.

El ruso me da el caramelo en cuanto giramos la esquina. "Odio los dulces", murmura. Pues mejor, porque a mi me encantan, así que me lo como sin rechistar. Echo un vistazo a la libreta que se ha llevado para mantener la fachada del estudiante modélico:

El trabajo de Papá.

Papá construye inventos que sirven para cocinar, limpiar la casa, y un montón de cosas que hacemos todos los días. También hace coches que no contaminan y bombillas que funcionan con paneles solares. Papá trabaja con gente de todo el mundo y siempre está muy ocupado, pero le gustaría volver a estudiar porque es muy listo y es capaz de conseguir lo que se proponga. Me siento muy orgulloso de mi papá.

Por la expresión enternecida de Regina creo que me he puesto rojo hasta las orejas.

-o-

¡Por fin! Ya soy oficialmente el director de Pirikov SA. Me dolía la mano de tanto firmar papeles...

Oliver y Regina han ido un momento a nuestro despacho mientras busco un lugar para sentarme, así que comienzo a deambular por la sede. En general todo tiene un aire de calma y sosiego a pesar de la actividad que hay dentro. Es como si Celia, el Doctor y mi tío se hubiesen esforzado en hacer de este sitio un lugar agradable para los empleados. También he descubierto que, de hecho, el nombre de la empresa fue formado por Piñero (Pi), Rice (Ri) y Novikov (Kov).

Al final encuentro un jardín, solo que el suelo no es de hierba sino de piedrecitas blancas. En el centro se ubica un estanque de carpas rodeado por bancos de mármol negro, en uno de los cuales me acomodo y observo a dichos peces. Si la memoria no me falla, según Hikari se llaman "koi".
 

- Yo que tú no me acercaría a esos bichos. Estás tan canijo que te comerían de un bocado.

Miro detrás de mi buscando el origen de esa burla, ¡y no quepo en mi de gozo al ver que se trata de...!

- ¡¡Atlas!! -Me lanzo a sus brazos y le lleno la cara de besos.
- Siii, yo también te he echado de menos... -Noto que trata de alejarme.- ¡Ya, coño, que me vas a gastar la cara!
- Vaaale, vale... Ah, por cierto. -Le pego un golpe en el hombro.- Los amish no podemos echarnos fotos.
-... ¿Y yo qué culpa tengo? ¿Por qué me sacudes?
- ... Déjalo. ¡Sientate conmigo, anda! ¡Tengo un montón de cosas que contarte!
- Vaya que si las tienes...
- ¿Qué?
- ¡Que tengo ganas de escucharte!
- ¡Ah, eso!

Nos sentamos juntos y recapitulo lo que he vivido desde la última vez que nos vimos: La emboscada de Hikari y Baviera y el motivo, la lectura del testamento, la convivencia en la casa y como es cada uno de los críos, los vecinos Ivan y Julieta y la aparición de Dionisio. Omito la revelación del Doctor Novikov muy a mi pesar, pues él mismo insistió en que fuera discreto con este tema.

Atlas asiente y me escucha con detenimiento, parándome de vez en cuando para preguntar detalles o añadir su propia opinión. Parece especialmente interesado en mi cita de esta tarde con el chico de la biblioteca.

- ¡Así me gusta, que te endulces bien el churro!
- ¿¿Por qué tienes que decirlo así?? -Le arreo otra toña en el hombro mientras me tapo la cara con la otra mano.
- Porque me encanta meterme contigo, ya lo sabes.
- Gilipollas...
- Eh, ¡no le hables así a tu padre!

Le saco la lengua con el ceño fruncido, pero esto solo consigue que se chupe el dedo y me lo meta en la oreja. Le quiero un montón, pero es un puto guarro...

Por desgracia, todo lo bueno tiene que acabar en algún momento. Después de vapulearme un rato se pone de pie y se despereza.

- Bueno, chaval, me tengo que pirar. Se supone que estoy de vigilancia en otro sitio, si me pillan aquí me puede caer una buena bronca.
- Ha estado bien hablar contigo, ojalá pudiéramos vernos mas a menudo.
- Tranqui, ya verás como encuentro más excusas. Y si lo tuyo con el peliblanco sale bien, podemos hacer una cita doble con Quequé.
-  ¿Quequé? ¿Tu novia? ¡Tengo ganas de conocerla?
- Y ella a ti, no sabes cuanto te adora.
- ... ¿A qué te refieres? ¿Le has hablado de mi?

Pero justo cuando oigo llegar a Oliver, Atlas me guiña un ojo y se va corriendo por el otro lado del jardín.

- ¿Hablabas con alguien? -El rubio se sienta a mi lado y saca una barra de pan de su maletita.
- ... Si, con las carpas. Son muy bonitas.
- ¡A mi me encantan! -Comienza a partir el pan en pedacitos y tirarlos al estanque.- Suelo sentarme aquí durante los descansos, para despejarme. Te lo recomiendo mucho.

Tomo nota, desde luego. De momento mi primera experiencia con ellas ha sido muy agradable...

-o-

- ¿Como vas?
- Fatal.
- ¡Alegra esa cara, hombre, no te va a comer!
- ¡No lo entiendes, Baviera, es muy guapo! ¡Me siento paralizado en su presencia!
- Cierto, no lo entiendo, soy demasiado lesbiana.

Si lo que pretendía era relajarme lo ha conseguido, pues bajo de la furgoneta riéndome sonoramente. Aunque sigo bastante nervioso, al menos ahora el edificio de la biblioteca ya no parece tan amenazante.

- Recuerda que luego vendrá a recogerte mi padre, yo tengo ensayo con la banda. ¡Chao, Romeo!

Pues ala... Me he vuelto a quedar solo. Me ajusto la camiseta, tomo aire un par de veces y dejo que las puertas deslizantes me den la bienvenida. Según subo las escaleras trato de recordar todos los consejos que me dieron en casa. ¿Me he lavado los dientes? Si, y llevo chicles de menta por si acaso. ¿He aprendido mi número de móvil? De principio a fin.

Hola, me llamo Dustin. Tengo 22 años y en unos meses iré a la universidad. Vivo con unos familiares cerca de aquí (no tiene por qué saber que son mis hijos todavía). Me gustaría hacer amigos y me preguntaba si tu querrías ser uno de ellos, pareces muy majo. Y dulce, y bello, y perfecto... No, eso todavía no.

Si mal no recuerdo, su mesa de estudio debe estar por ese pasillo de allí... ¡Si, miralo, ahí es...! Ahí esta, sentado con otro chico. Parece que se lo pasan bien juntos... Definitivamente esto ha sido una mala idea. ¿Como iba a pensar en mi teniéndolo a él? Es guapo, carismático, las gafas le sientan genial y sabe afeitarse mejor que yo...

Me escondo detrás de una estantería para vigilarlos mas de cerca, pero al intentar apartar un libro de mi vista hago caer unos cuantos al suelo. Esto hace que sus miradas de sorpresa se claven directamente en mi.

Bien, Dustin. Bien.

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