Capítulo 2.1.: Dear Daniel.

18 de Agosto de 2002, en una remota aldea de Pensilvania.

KIKIRIKIIIIIIIIII

Me levanto en cuanto oigo al gallo y me preparo para otro día de trabajo en el campo... Mi familia y yo cultivamos arroz, y así es desde hace generaciones. "Dios nos apellidó Rice porque esa era la labor que decidió para nosotros".

¡¡Vete a tomar por culo, Dios!!

Yo soy Daniel, tengo 16 años y estoy hasta los huevos de la vida de mierda que llevo. Todos los días me levanto a la misma hora, desayuno las mismas putas gachas rancias y me parto el lomo en el arrozal como un imbécil. Por las noches me escapo al pueblo de al lado para estudiar o ver películas con las viejas de la biblioteca, y si tengo suerte la cosa se anima y encuentro a alguien de mi edad que vaya tan cachondo como yo. Es eso, o colgarme del encinar de la aldea.

- ¡Daniel, el correo! -Bajo las escaleras como si llevara un cohete en la espalda y alargo el brazo hacia la carta, pero la aleja de mí en cuanto me ve.- ¿Qué es?

Este es Howard, mi hermano mayor. Amargado y controlador con avaricia. Todavía no le perdono que tirase mi discman y mi colección de enciclopedias al río. El lado positivo de aguantarle es que, de vez en cuando, puedo dejar de pensar en morirme yo y fantasear con matarlo a él.

- ¿Y a ti qué coño te importa? -Le arranco el sobre de las manos y me siento en la cocina para leerla.
- Me importa porque el remitente es de Mexico. ¿No pretenderás hacer allí tu Rumspringa?

El Rumspringa es un periodo que todos los jóvenes amish pueden pasar en la ciudad, para así decidir si quieren vivir allí o regresar. Curioso que sea a tan temprana edad, cuando aún no tenemos ni estudios ni experiencia laboral para sobrevivir y no nos quede más remedio que volver llorando a casa.

¡Pero yo fui previsor! ¿Recordáis que dije que me voy a empollar por las noches? Ya he sacado los estudios básicos online, me he autoeducado en ingeniería y he solicitado una beca de nadie más y nadie menos que... ¡El Doctor Oliver Novikov! ¡El científico con más talento del planeta y mi mayor inspiración vocacional! Y esta carta, escrita de su puño y letra, va a determinar mi destino...

- A padre no le hará ninguna gracia…
- Padre puede comerme el rabo.
- ¡Blasfemo!
- Capullo.
- ¡Deshonra!
- Gilipollas.
- ¡Padreeeeeeeeeee!
 
Oh no... Pillo una manzana del cesto y me voy corriendo con la carta, que ya oigo desabrocharse el cinturón del citado. Llego al encinar, trepo hasta la rama más alta posible y procedo a la lectura de la carta mientras me como la fruta. Dependiendo de lo que vaya a leer podría ser mi último desayuno...

Querido Daniel Rice.

Le escribo con razón de su solicitud para la Beca Novikov (espero no estar pecando de ego, es que nunca fui muy original para los nombres).

 
Jeje, qué yayo más majo. Tiro el hueso de la manzana al suelo, ignorando los gritos de mi padre ordenandome bajar. Va listo, el míster.

Después de observar sus resultados académicos, sus tesis sobre electrónica y robótica y su notorio talento innato para la ciencia, me congratula informarle de que ha sido usted uno de los tres seleccionados para recibir dicha beca.

Por el transporte no se preocupe, me he tomado la libertad de encargar billetes de avión para usted y un acompañante adulto. Los encontrará en el interior del sobre que viene con esta carta.

Atentamente: El Doctor Oliver Novikov.


¡Tomate el frasco, carrasco! ¡Ya me puedo ir despidiendo del encinar, del arrozal, de mi hermano y de mi padre!
 

...

Aunque primero tendré que esperar a que al bueno de Thobias se le pase la neura.


3 de Julio de 2007, Ciudad de México.

Creo que nunca vi al Doctor Novikov con el pecho tan hinchado de orgullo como ahora. Tampoco me sorprende, lleva semanas hablando de la visita del señor Montesinos. Su generosa contribución podría ayudarnos mucho en nuestras siguientes investigaciones. Aunque también es cierto que al Doctor le vale cualquier excusa para poder presumir de nosotros...
 
- Y bien, señor, ¿qué opina? Tienen potencial, ¿verdad? Los tres son las mentes más brillantes del campus. Estoy seguro de que con la ayuda necesaria revolucionarán el mundo tal y como lo conocemos.
 
No es por fardar, pero...
 
Celia repara motores desde los 6 años. Al principio sus padres no estaban muy contentos con que hiciera trabajos tan masculinos, pero al final bajaron del burro y a los 9 años le regalaron su primer maletín de herramientas. También ha estudiado otras ramas de la ciencia, pero en menor medida.
 
Natural de México, tiene en su interior el fuego del mismísimo sol. Podría pisarme la cabeza y yo le daría las gracias. Que además está buena, con esa melenaza castaña, ojazos verdes como la hierba y brrrr, ¡qué labios! Y joder, qué bien nos lo pasamos en la cama... No, no somos novios, no nos gustamos de esa forma. Tampoco la veo yo sentando la cabeza en un futuro, es un espíritu libre e imparable.
 
Tanya nació en Canadá, en el seno de una familia volcada en el mundo de la salud. Médicos, farmacéuticos, psiquiatras... Quizás por eso ella se dedicó a la química y la biología, aunque también se le da bien la electrónica como a mi. Su sueño es mejorar la sanidad pública y hacerla más efectiva y asequible.
 
Es un cachito de pan, y todos le tenemos mucho cariño aunque apenas socialice con nosotros. Pasa todo el día estudiando en la habitación, por lo que se ha quedado bastante pálida y ha ganado unos quilitos de más. Esto y su esponjoso cabello, rubio platino, le dan un aspecto de adorable muñeco de nieve. Me encantaría que me dejase hincarle el diente, pero por desgracia no le intereso en absoluto. Ella y su bonita cara pecosa se lo pierden.
 
Hablando de mi, ¡ya me conocéis! Experto en tecnología y construir cacharros de todo tipo. Cuando vivía en la aldea no paraba de idear formas de hacernos la vida más fácil, pero con un hermano como el mío es difícil presentar innovaciones "profanas", como él las llamaba. Espero que le cundan los cayos en las manos y el lumbago, mamón…
 
- Ver lo aplicados que son estos chicos hace que tenga una fe total en su método de estudio, Doctor Novikov. Estoy incluso por mandarle a mi hijo Dionisio, a ver si me lo pone en vereda. -Dice esto señalando con cierto recelo la ventana. Mientras los adultos hablan, Tanya, Celia y yo cruzamos el aula para cotillear al susodicho Dionisio.- No hace nada en todo el día, se funde la paga que le doy en menos de una hora y me paso las noches en vela sin saber dónde está. No puedo soportarlo...
 
Vemos a un chaval de nuestra edad apoyado en el carísimo coche del señor Montesinos. ¡Hostia puta, ¿es ese?! Dime por favor que es ese... Se ha repeinado la frondosa melena negra hacia atrás y luce un precioso y tonificado torso bajo una camiseta que poco deja a la imaginación. ¿¿Se afeita el pecho?? Tiene marcas de afeitado, y por el vello de sus brazos diría que lo hace con cierta frecuencia. De la comisura de sus perfectos e hidratados labios cuelga un cigarrillo, y sus negros, negrisimos y profundos ojos no apartan la mirada de sus uñas recién limadas. Ya quiero frotar su redonda nariz con la mía...

- Es justo la clase de mala influencia que me pone. -Comenta Celia relamiéndose.
- ¿N-no estarás pensando en ir a por él, verdad? -Tanya ya suda, la pobre.
- Si no se lo tira ella me lo tiro yo.
- ¡Daniel!
- ¡Ya has oído a su padre! -Celia le frota la cabecita a la canadiense.- Necesita encarrilar su vida de nuevo, y para eso estamos nosotros.
- Y si por el camino echamos unos polvitos, pues...
- Sois terribles, ¡terribles! ¡Los dos!
 
Tanya nos deja fantaseando con nuestro nuevo, hercúleo y compartido objeto de deseo. Por su parte, el doctor acaba de ver la luz al final del camino.
 
- No se preocupe, señor Montesinos, creo que podría ayudarle. Pero claro, -Novikov se hace el tonto, limpiando sus gafas. - ya de por si me cuesta gestionar nuestros gastos con tres alumnos, aunque por usted haría la excepción…
- ¡Por el presupuesto no sufra, yo me encargaré de todo!
 
Viejo zorro...


9 de Diciembre de 2029, Barcelona, España.
 
Siempre he tenido un oído muy fino y un despertar muy ligero, no se por qué piensa que no me voy a dar cuenta de que se ha levantado de la cama...

-
Viejo zorro.
 
Lo oigo suspirar en la oscuridad. Enciendo la luz y se me encoge de nuevo el corazón. No me acostumbro a verlo tan pequeño, envuelto en vendas, tapado sólo con una bata de paciente. Con un brazo empuja el portasueros que está conectado a su tripa y con el otro agarra el pequeño respiradero que va pegado a sus pulmones.

- Son las tres de la madrugada.
- Iba al baño…
- Mis cojones marinados.
- ... Daniel, la máquina funciona, sólo tengo que arreglarla un poco y…
- No pienso meterme ahí, y tú vas a descansar.
- Sé razonable, -Oigo cómo le tiembla la voz.- no te queda tiempo…
- Y por eso quiero pasarlo contigo. Siempre me dio la curiosidad por tener un hijo.
- A mi no me hace gracia.
- A mi me da envidia.
- ¡Pues ayúdame! Si te da miedo haré otra vez la prueba conmigo y…
- ¿¿Te estás oyendo?? ¿¿Acaso quieres morir??
- ¡¡Puede!! ¡¡Por tí lo haría!!
 
Se hace un doloroso silencio. Me levanto para darle la mano y acompañarlo de nuevo a su cama. No se resiste, quizás porque es consciente de la burrada que acaba de soltar. Pero aun así el cabrón insiste...

- Odio ser viejo, odio ser jóven… Odio estar vivo, Daniel. Odio vivir y saber que tú no lo harás. ¿Por qué no quieres que…?
- Por respeto a la memoria de Tanya.
 
Uuuf, de lleno. Se sienta al borde de la cama y hunde la cara entre sus manos, respirando profundamente. Le lleva un rato contestarme.

- No me hagas esto…
- Si aún la quieres, si aún te arrepientes… No vas a usar un experimento conmigo. No la cagues otra vez.
- … ¿Cómo esperas que siga sin tí? ¿Y sin Celia?
- Tienes a Hikari y Baviera.
- Solo son un par de niñas, Daniel, no puedo cargarlas con ese peso…
- ¿Y Dionisio?
- Se supone que la idea es animarme a vivir. -Por fin ríe, aunque débilmente.- Debería llamarle algún día…
- Deberías. Igual que también deberíamos dormir, o sino las enfermeras nos van a chillar otra vez.
- Perdona, pero no soy yo quien va por ahí tirandoles ficha.
- ¡Ten piedad de este moribundo!
 
Si a los presos les dejan comer como reyes, ¡yo también tengo derecho a un último casquete! Jejeje...

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