- Bien, bien, ¿cómo van vuestros cruadros de luces, queridos? -Pregunta Snowbird de vez en cuando mientras pasea por nuestros escritorios.
Una cosa que hemos notado es que le cuesta menos hablarnos cuando está fuera de su atril. Quizás lo que realmente la asusta es tener todas las miradas sobre ella... Y no la culpo. Nunca me he visto en esa situación, pero estoy bastante seguro de que si se diera el caso yo tendría un miedo escénico impresionante.
Es bastante más comodo tenerla como amiga que como profesora. No lo digo porque nos enseñe mal, ¡al revés, es estupenda! Pero fluye mejor cuando te cuenta las cosas en una conversación casual y no en una relación profesional. Así que Brooke y yo hemos decidido que, en caso de dudas, mejor nos esperamos a que se acerque ella a nuestra mesa. Que bastante agobiada está ya la pobrecilla...
Y no, aún no sabe cómo me llamo de verdad. Es que me da cosa ir a la secretaría a reclamar...
- ¿Y qué harás cuando te gradúes? ¡No te vas a llevar el diploma con un nombre incorrecto!
Una cosa que hemos notado es que le cuesta menos hablarnos cuando está fuera de su atril. Quizás lo que realmente la asusta es tener todas las miradas sobre ella... Y no la culpo. Nunca me he visto en esa situación, pero estoy bastante seguro de que si se diera el caso yo tendría un miedo escénico impresionante.
Es bastante más comodo tenerla como amiga que como profesora. No lo digo porque nos enseñe mal, ¡al revés, es estupenda! Pero fluye mejor cuando te cuenta las cosas en una conversación casual y no en una relación profesional. Así que Brooke y yo hemos decidido que, en caso de dudas, mejor nos esperamos a que se acerque ella a nuestra mesa. Que bastante agobiada está ya la pobrecilla...
Y no, aún no sabe cómo me llamo de verdad. Es que me da cosa ir a la secretaría a reclamar...
- ¿Y qué harás cuando te gradúes? ¡No te vas a llevar el diploma con un nombre incorrecto!
- ... Ya pensaré en ello cuando llegue el momento.
- Aún puedo colarme en el registro y cambiarlo. Sólo tienes que pedirlo...
- Brooke, no. -Le froto el cabello con autoridad, pero con cariño.
Tras una semana trabajando juntos, ¡creo que por fin me compenetro bien con Brooke! A estas alturas ya tengo bastante confirmado que es una Mariposa (cómo no le han despedido hasta ahora es un misterio que quizás jamás descubra), pero no me molesta tenerle en clase. Aprende con mucha rapidez, y ya no se distrae a la mínima que contempla el vuelo de una mosca. ¡Hoy hemos terminado el proyecto del día antes que ningún otro grupo!
Tras una semana trabajando juntos, ¡creo que por fin me compenetro bien con Brooke! A estas alturas ya tengo bastante confirmado que es una Mariposa (cómo no le han despedido hasta ahora es un misterio que quizás jamás descubra), pero no me molesta tenerle en clase. Aprende con mucha rapidez, y ya no se distrae a la mínima que contempla el vuelo de una mosca. ¡Hoy hemos terminado el proyecto del día antes que ningún otro grupo!
- Estupendo, ¡muy bien! -Exclama la profesora.- Os pondría una estrellita dorada, pero me temo que esto es la universidad... Por desgracia...
- ¿Por qué no pide un puesto de profesora en la zona del instituto? -Brooke la mira con sus grandes y curiosos ojos.
- ¡Lo hago cada año! Pero insisten en que estoy sobrecualificada para el puesto... Y que no me vendría mal aprender a ser más asertiva... Y relacionarme con adultos, por mucho que me intimiden... ¿H-he dicho eso en voz alta?
- ¿El qué, señorita? -Brooke y yo solemos hacernos los locos cuando le pasan estos deslices.
- Oh, nada, nada... -Nos acaricia la cabeza a ambos, justo a tiempo de sonar la campana de final de clases.- Sigan así de bien, queridos. ¡Me siento muy orgullosa! Hasta mañana...
- ¡Adiós, mamá!
...
¿¿EN SERIO HE LLAMADO "MAMÁ" A LA PROFESORA??
Tierra, trágame. Todo el mundo me está mirando... Por suerte ella no parece juzgarme, más bien me mira con una sonrisa tímida y se despide con la mano.
Me cago en mi puta vida...
- ¡Qué mono eres! -Canturrea Brooke mientras me acompaña por el pasillo.
- Cállate.
- ¡Pero si ha sido súper tierno!
- ¡¡Cállate!! -Me pongo la capucha y ajusto los cordones para ocultar mi cara.
- ¿¿Ves?? ¡¡Es que eres adorable!! -Ahora me sacude por los hombros.
- Gracias... Supongo...
Me tiene que guiar unos cuantos pasos más hasta que llegamos al cruce de los tres edificios. Allí ya nos esperan Hikari y el Doctor, justo cuando la primera ya se ha despedido de sus amigos.
- Dustin, ¿estás bien?
- ¡Le ha llamado "mamá" a la profesora!
- Ah, yo también a la mía... -Admite Novikov mirando al suelo. Oye, al menos no estoy sólo en esto...
- ¡Vaya par de pringados! -Hikari se ríe en nuestras caras.- Cuando se lo cuente a Baviera...
- ¡No me mortifiques más! -Tiemblo al ver llegar su furgoneta por la esquina.- Brooke, hoy trabajo en la empresa, ¿quieres que te dejemos en casa por el camino?
- ¡Dabuti! Me da un palo que flipas pillar el bus.
Hikari se sienta delante y se pone el cinturón tras besar a su novia, y yo me siento entre Brooke y el Doctor.
- ¡Vaya greñas llevais los tres! -Comenta Baviera mirandonos un momento por el retrovisor.- ¿Queréis que os lleve a la pelu este finde?
- Pues no te diría que no... -Lo cierto es que me crece el pelo muy rápido, qué rabia...
- No, gracias, ¡me gusta tenerlo así! -Bueno, si a Brooke le hace ilusión no ver tres en un burro...
- Yo no. Estoy pensando en dejarmelo largo otra vez...
- ¿¿Otra vez?? -Hikari gira sobre su asiento, mirando a Oliver con los ojos desorbitados.- ¿¿Eras un greñas y nunca me lo contaste?? ¡¡Que sepas que en casa quiero ver las fotos!!
- Uff, no sé si me quedará algúna, piensa que son muy ant...
- Ejem... -Los corta Baviera.
Oh claro.
Brooke.
- Ah, tranquilos, ¡no le diré a nadie lo de Oliver!
...
Silencio mortal.
- ... ¿E-el qué? -Pregunto con la boca reseca.
- ¿El qué? -Contesta con su amplia sonrisa de siempre.- ¿No hablabamos de cortes de pelo? Ah, por cierto, esta es mi calle...
Espera a que Baviera frene para bajar del coche, y despedirse con un monton de besos y saludos. Una vez que le perdemos de vista subiendo la cuesta, Baviera arranca el coche de nuevo y partimos rumbo a Pirikov S.A.
- ... Creo que va siendo hora de abrir este melón y hablar de Las Mariposas. -Anuncia por fin Baviera.- Aunque es obvio que ya las conoces, o sea... Brooke...
- Brooke es... Especial.
- Y no llegaste a España en el saquito de la cigüeña.
- ... Eso explica que nunca me preguntaseis sobre el tema.
- ¿Qué excusa tienes tú?
- Pensé que sólo el tío Daniel las conocía. Asumí que debía mantener el secreto. Y de nuevo, como no decíais nada...
- Comprensible.
Silencio de nuevo. Baviera tamborilea con los dedos en los bordes del volante, Hikari se muerde las uñas y Oliver mira fijamente al suelo.
- ... ¿Creeis que saben lo del Doctor?
- Algunos miembros de la empresa son Mariposas, con nuestra secretaria Regina a la cabeza.
- ¿Y lo de Hikari?
- Si saben lo de papá saben lo mío. Es más, cuando acabe los estudios les mandaré mi currículum.
- ¿Y lo del ultracatólico que tenemos preso en casa?
- Probablemente. Y sabiendo que Dallas está ayudando a Papá a cuidarlo... Yo diría que es otra Mariposa.
Nunca me he mareado en un coche, así que estas nauseas que siento deben ser por la impresión. ¿¿Hay alguien más en esta ciudad que sea Mariposa sin yo saberlo??
- ... ¿Por qué? ¿No se supone que su trabajo era llevarme aquí? ¿Qué instrucciones les dio el tío Daniel? Sé que saben cosas de nosotros, pero... ¿Qué sabéis vosotros de ellas?
Otro silencio. Giro la cabeza para mirar a Oliver: Visiblemente incómodo.
Miro en los retrovisores para verle la cara a las chicas: Visiblemente incómodas.
Esto ya me toca los huevos.
- Chicos... ¿Me estais ocultando algo?
- ... Son una organización ilegal que cuenta con fondos de nuestra empresa. -Explica Oliver.- Aunque estén haciendo cosas buenas, como el gobierno se entere nos puede caer una buena...
... Algo me dice que esto es sólo la verdad a medias. Pero nos estamos acercando al destino, no quiero entrar en las reuniones justo después de tener una pelea.
- En casa lo hablamos. -Digo tajante. Bajo cuando paramos frente al estacionamiento. Ni siquiera espero al Doctor, él sabrá...
Cruzo la recepción y entro en el primer ascensor que pillo. Me aparto el cabello de la cara, suspirando profundamente. ¿Qué me pasa? No es miedo, confío en Atlas y por tanto confío en Las Mariposas. Que por cierto, la próxima vez que le vea... Me debe unas cuantas explicaciones.
¿Qué me ocurre, entonces? Técnicamente no me mintieron, fui yo quien decidí que ellos no sabían nada. Nunca pregunté... Pero siento que algo está fallando...
No tengo mucho tiempo para cavilaciones, pues antes de llegar a mi piso el ascensor para un par de plantas antes. Al abrirse, entra conmigo un tipo de poco más de mi estatura, vestido con un traje de oficina negro y luciendo una corbata morada. Dicha corbata está adornada con un broche plateado en forma de clave de sol (gracias, Baviera).
Su cabello es negro, liso y le llega hasta las mejillas, pero se lo peina con la raya al lado y despejando su frente. Esto hace que su piel parezca aún más pálida. Y tras sus gafas de pasta negra y gruesa, su mirada... ¿Violeta? no me quita la vista de encima...
- Buenas tardes. -Sonríe y me tiende la mano.- Tú debes ser Dustin Rice.
- B-buenas... -Le doy mi mano, algo nervioso. Su agarre es breve pero muy firme, seguro, como si no me intimidase ya con su expresión de comerse el mundo.- ¿Y usted es...?
- Tuteame, por favor, ¡aún sómos muy jóvenes! Me llamo Lazarus. -Salimos juntos del ascensor cuando llegamos a mi planta.- Hoy tenemos una reunión planeada. Nuestros agentes consideran que podriamos hacer grandes planes de negocio. Yo incluido...
Esto lo dice ofreciéndome su tarjeta. Es una cartulina de color negro, inscrita en una caligrafía cursiva plateada, a nombre de "Stradivarius S.L.". En una de las esquinas hay dibujada, de nuevo, una clave de sol.
¡Por suerte sé lo que debo hacer en estos casos! Rebusco en mis bolsillos, intentando parecer lo más profesional posible, y le doy una de las tarjetas de nuestra empresa.
... La verdad, en comparación es un poco simplona. Es una tarjeta blanca con un par de nombres en colores primarios (y encima le he ido a dar una manchada de chocolate. Vaya día llevo...).
- Adorable.- Sorprendentemente la acepta sin ningún rastro de asco en su cara.- Familiar, incluso. Me gusta esa perspectiva. Creo que nos vamos a llevar bien, Dustin. ¿Te gustaría ir a tomar algo cuando acabe la reunión?
Justo cuando voy a responder, se abre de nuevo la puerta del ascensor. Es Oliver, quien tiene la piel roja y respira profundamente. Ahora me siento un poco mal porque imagino que me habrá seguido corriendo...
- Dustin, sé que estás enfadado, pero...
Para en seco al ver a Lázarus. Y entonces, de rojo pasa radicalmente a blanco. Sus hombros se tensan, sus pupilas se contraen y creo que hasta suda un poco...
- ¡Hola, jóven! ¿Y tú quién eres? -Lazarus se inclina ante él, sonriendo con la misma carisma que me ha dedicado.
Puede que sea un poco despistado a veces, pero sé cuando las situaciones están yendo por mal camino. Me interpongo entre ellos, tomando la mano de Oliver, y me despido con un saludo cortés.
- Creo que el pobre necesita beber agua. Me lo llevo al baño, ¡cuando vuelva seguimos hablando!
- ¡Como quieras, ardo en deseos!
Nos vamos a paso ligero y nos encerramos en el primer compartimento que vemos vacío. Allí, Oliver me arranca la tarjeta de la mano y la examina de cerca.
- Ya decía yo, si es que tiene la misma cara... -Cualquiera diría que se ha quedado afónico de repente.- Casi me da un ataque ahí mismo...
- ¿¿Le conoces??
- A él no... A su abuelo. -Mira su reloj de muñeca.- Aún nos queda media hora antes de la reunión. Siéntate, te voy a contar una historia.
Lo veo un poco difícil, sólo hay una taza de váter. Al final optamos por ubicarla yo y sentarlo a él en mi regazo, mientras saca su pipa electrónica del bolsillo y comienza a relatar...
- ¡Vaya greñas llevais los tres! -Comenta Baviera mirandonos un momento por el retrovisor.- ¿Queréis que os lleve a la pelu este finde?
- Pues no te diría que no... -Lo cierto es que me crece el pelo muy rápido, qué rabia...
- No, gracias, ¡me gusta tenerlo así! -Bueno, si a Brooke le hace ilusión no ver tres en un burro...
- Yo no. Estoy pensando en dejarmelo largo otra vez...
- ¿¿Otra vez?? -Hikari gira sobre su asiento, mirando a Oliver con los ojos desorbitados.- ¿¿Eras un greñas y nunca me lo contaste?? ¡¡Que sepas que en casa quiero ver las fotos!!
- Uff, no sé si me quedará algúna, piensa que son muy ant...
- Ejem... -Los corta Baviera.
Oh claro.
Brooke.
- Ah, tranquilos, ¡no le diré a nadie lo de Oliver!
...
Silencio mortal.
- ... ¿E-el qué? -Pregunto con la boca reseca.
- ¿El qué? -Contesta con su amplia sonrisa de siempre.- ¿No hablabamos de cortes de pelo? Ah, por cierto, esta es mi calle...
Espera a que Baviera frene para bajar del coche, y despedirse con un monton de besos y saludos. Una vez que le perdemos de vista subiendo la cuesta, Baviera arranca el coche de nuevo y partimos rumbo a Pirikov S.A.
- ... Creo que va siendo hora de abrir este melón y hablar de Las Mariposas. -Anuncia por fin Baviera.- Aunque es obvio que ya las conoces, o sea... Brooke...
- Brooke es... Especial.
- Y no llegaste a España en el saquito de la cigüeña.
- ... Eso explica que nunca me preguntaseis sobre el tema.
- ¿Qué excusa tienes tú?
- Pensé que sólo el tío Daniel las conocía. Asumí que debía mantener el secreto. Y de nuevo, como no decíais nada...
- Comprensible.
Silencio de nuevo. Baviera tamborilea con los dedos en los bordes del volante, Hikari se muerde las uñas y Oliver mira fijamente al suelo.
- ... ¿Creeis que saben lo del Doctor?
- Algunos miembros de la empresa son Mariposas, con nuestra secretaria Regina a la cabeza.
- ¿Y lo de Hikari?
- Si saben lo de papá saben lo mío. Es más, cuando acabe los estudios les mandaré mi currículum.
- ¿Y lo del ultracatólico que tenemos preso en casa?
- Probablemente. Y sabiendo que Dallas está ayudando a Papá a cuidarlo... Yo diría que es otra Mariposa.
Nunca me he mareado en un coche, así que estas nauseas que siento deben ser por la impresión. ¿¿Hay alguien más en esta ciudad que sea Mariposa sin yo saberlo??
- ... ¿Por qué? ¿No se supone que su trabajo era llevarme aquí? ¿Qué instrucciones les dio el tío Daniel? Sé que saben cosas de nosotros, pero... ¿Qué sabéis vosotros de ellas?
Otro silencio. Giro la cabeza para mirar a Oliver: Visiblemente incómodo.
Miro en los retrovisores para verle la cara a las chicas: Visiblemente incómodas.
Esto ya me toca los huevos.
- Chicos... ¿Me estais ocultando algo?
- ... Son una organización ilegal que cuenta con fondos de nuestra empresa. -Explica Oliver.- Aunque estén haciendo cosas buenas, como el gobierno se entere nos puede caer una buena...
... Algo me dice que esto es sólo la verdad a medias. Pero nos estamos acercando al destino, no quiero entrar en las reuniones justo después de tener una pelea.
- En casa lo hablamos. -Digo tajante. Bajo cuando paramos frente al estacionamiento. Ni siquiera espero al Doctor, él sabrá...
Cruzo la recepción y entro en el primer ascensor que pillo. Me aparto el cabello de la cara, suspirando profundamente. ¿Qué me pasa? No es miedo, confío en Atlas y por tanto confío en Las Mariposas. Que por cierto, la próxima vez que le vea... Me debe unas cuantas explicaciones.
¿Qué me ocurre, entonces? Técnicamente no me mintieron, fui yo quien decidí que ellos no sabían nada. Nunca pregunté... Pero siento que algo está fallando...
No tengo mucho tiempo para cavilaciones, pues antes de llegar a mi piso el ascensor para un par de plantas antes. Al abrirse, entra conmigo un tipo de poco más de mi estatura, vestido con un traje de oficina negro y luciendo una corbata morada. Dicha corbata está adornada con un broche plateado en forma de clave de sol (gracias, Baviera).
Su cabello es negro, liso y le llega hasta las mejillas, pero se lo peina con la raya al lado y despejando su frente. Esto hace que su piel parezca aún más pálida. Y tras sus gafas de pasta negra y gruesa, su mirada... ¿Violeta? no me quita la vista de encima...
- Buenas tardes. -Sonríe y me tiende la mano.- Tú debes ser Dustin Rice.
- B-buenas... -Le doy mi mano, algo nervioso. Su agarre es breve pero muy firme, seguro, como si no me intimidase ya con su expresión de comerse el mundo.- ¿Y usted es...?
- Tuteame, por favor, ¡aún sómos muy jóvenes! Me llamo Lazarus. -Salimos juntos del ascensor cuando llegamos a mi planta.- Hoy tenemos una reunión planeada. Nuestros agentes consideran que podriamos hacer grandes planes de negocio. Yo incluido...
Esto lo dice ofreciéndome su tarjeta. Es una cartulina de color negro, inscrita en una caligrafía cursiva plateada, a nombre de "Stradivarius S.L.". En una de las esquinas hay dibujada, de nuevo, una clave de sol.
¡Por suerte sé lo que debo hacer en estos casos! Rebusco en mis bolsillos, intentando parecer lo más profesional posible, y le doy una de las tarjetas de nuestra empresa.
... La verdad, en comparación es un poco simplona. Es una tarjeta blanca con un par de nombres en colores primarios (y encima le he ido a dar una manchada de chocolate. Vaya día llevo...).
- Adorable.- Sorprendentemente la acepta sin ningún rastro de asco en su cara.- Familiar, incluso. Me gusta esa perspectiva. Creo que nos vamos a llevar bien, Dustin. ¿Te gustaría ir a tomar algo cuando acabe la reunión?
Justo cuando voy a responder, se abre de nuevo la puerta del ascensor. Es Oliver, quien tiene la piel roja y respira profundamente. Ahora me siento un poco mal porque imagino que me habrá seguido corriendo...
- Dustin, sé que estás enfadado, pero...
Para en seco al ver a Lázarus. Y entonces, de rojo pasa radicalmente a blanco. Sus hombros se tensan, sus pupilas se contraen y creo que hasta suda un poco...
- ¡Hola, jóven! ¿Y tú quién eres? -Lazarus se inclina ante él, sonriendo con la misma carisma que me ha dedicado.
Puede que sea un poco despistado a veces, pero sé cuando las situaciones están yendo por mal camino. Me interpongo entre ellos, tomando la mano de Oliver, y me despido con un saludo cortés.
- Creo que el pobre necesita beber agua. Me lo llevo al baño, ¡cuando vuelva seguimos hablando!
- ¡Como quieras, ardo en deseos!
Nos vamos a paso ligero y nos encerramos en el primer compartimento que vemos vacío. Allí, Oliver me arranca la tarjeta de la mano y la examina de cerca.
- Ya decía yo, si es que tiene la misma cara... -Cualquiera diría que se ha quedado afónico de repente.- Casi me da un ataque ahí mismo...
- ¿¿Le conoces??
- A él no... A su abuelo. -Mira su reloj de muñeca.- Aún nos queda media hora antes de la reunión. Siéntate, te voy a contar una historia.
Lo veo un poco difícil, sólo hay una taza de váter. Al final optamos por ubicarla yo y sentarlo a él en mi regazo, mientras saca su pipa electrónica del bolsillo y comienza a relatar...
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