La reunión de empresa transcurrió sin muchos problemas. Que si estadisticas, que si oportunidad de negocio, vaya, lo típico. Nada que no haya oído hasta ahora (¡incluso comienzo a entender algunos términos!). La única novedad era Lazarus con la vista clavada en mi, pero viendo lo interesado que está en aliarse con Pirikov S.A. esto no me sorprende. Hasta me ha esperado a la salida de la sala de juntas.
- No te preocupes, no vengo a agobiarte más con tasas y expedientes. -Menos mal...- Sólo me preguntaba si querrías tomar algo esta tarde.
- Oh, ¡claro que...!
- Eeeh, perdón por interrumpir, pero... -El Doctor tira de mi manga.- Esta tarde viene ya sabes quien.
Hostia, es verdad, ¡la asistenta social! Quedamos en no decir nada en público, pero es bastante obvio que habla de ella. Hoy por fin la voy a conocer, espero no darle mala impresión a la señora...
Aunque, hablando de mala impresión... Lazarus no parece estar muy contento ahora mismo. Se ha inclinado de nuevo ante Oliver, ajustandose las gafas.
- Disculpa, pero ahora mismo estamos hablando los adultos. ¿Por qué no sales a jugar un rato con las carpas?
Y entonces, algo en mi cerebro hace click. Mi respuesta inmediata es ponerme en medio y darle la mano a Novikov.
- ¿Recuerdas cuando dijiste que te gustaba el ambiente familiar de mi empresa? Bueno pues a mi también, para mi es lo más importante. Todo lo que cualquier miembro de esta familia diga es relevante. Y ahora, si nos disculpas, mi hijo y yo nos vamos a ver a las dichosas carpas. Ya hablaremos, si eso.
No le dejo ni replicar y arrastro al Doctor fuera del pasillo, camino al jardín de piedrecitas. Mis pasos resuenan con fuerza en las paredes de cristal, mientras que los de Oliver son más rápidos y ligeros.
- ¡D-dustin, -Aflojo un poco al oír sus esfuerzos por seguirme.- ¿eres consciente de a quién le has vacilado?!
- Si, y no me ha gustado nada su tonito. "Estamos hablando los adultos." -Digo esto poniendo mi acento burlón más dramático.- A tu edad yo era más listo que la mitad de la aldea y me decían lo mismo.
- ¿A mi edad? -Lo oigo reír.
- ¡Ya me entiendes! No soporto a la gente así, en serio, no quiero que nadie te subestime.
- Es muy dulce de tu parte. -Me obliga a detenerme y me da unas palmaditas en el dorso de la mano.- Y lo agradezco, pero necesito volver a mi despacho. Me espera Regina...
- ... Claro, perdón, siempre quedas con ella después del trabajo. Yo estaré donde siempre.
- Lo sé. ¡Nos vemos!
Me despido con la mano viendo cómo se aleja. Entre lo de antes con los chicos y la bronca con Stradivarius, hoy estoy quedando como un ogro. Me siento en el banco de piedra a mirar fijamente a los peces. Quizás debería tirarles trocitos de pan como hace el Doctor...
...
No, que como Hikari se entere me pega. A los peces sólo se les puede dar su pienso, ya pediré un botecito en recep...
¡¡Qué susto!! Unas manos salidas de la nada me colocan un gorrito de fiesta y me ponen un matasuegras en la boca. Al girarme me llevo otra sorpresa más:
- ¡¡Atlas!! ¿¿Por qué...??
- Aquí tienes, ¡tu trozo de tarta! -Deposita un taper en mi regazo. Al abrirlo encuentro un bizcocho de chocolate, el cual está relleno de crema de cacao que se ha secado un poco.
- Espera... ¡¿Es tu cumpleaños?! ¡¡Felicidades!! - Me levanto a darle un fuerte abrazo.- Ay, no te he regalado nada...
- Yo tampoco te he regalado nada a ti, ¿cuando cumples?
- Nunca.
- ... Disculpa, ¿qué?
- ... -Mierda, se me ha escapado. Vaya día llevo...- No celebro mi cumpleaños.
- ¿¿Por qué??
- ¡Eso no importa ahora! ¡Es tu día, hablemos de tí! -Lo obligo a sentarse a mi lado.- Siempre estamos hablando de mi, y de mi, y de mi, ¿no es un rollo? ¡Apenas sé nada de tu vida! ¡Cuentame cosas! ¿Cómo eras de crío?
- No sé si quieres saberlo...
- ... Ah. ¡N-no pasa nada! -Agarro mis rodillas para que no me tiemblen e intento mostrar una gran sonrisa.- No puedo forzar a la gente a que me cuente cosas, ¿q-qué soy, un poli? -Cada vez hablo más deprisa.- Todos tenemos secretos, y soy lo bastante maduro como para entender eso. Sería muy grosero de mi parte presionarte para que...
- No te preocupes, no vengo a agobiarte más con tasas y expedientes. -Menos mal...- Sólo me preguntaba si querrías tomar algo esta tarde.
- Oh, ¡claro que...!
- Eeeh, perdón por interrumpir, pero... -El Doctor tira de mi manga.- Esta tarde viene ya sabes quien.
Hostia, es verdad, ¡la asistenta social! Quedamos en no decir nada en público, pero es bastante obvio que habla de ella. Hoy por fin la voy a conocer, espero no darle mala impresión a la señora...
Aunque, hablando de mala impresión... Lazarus no parece estar muy contento ahora mismo. Se ha inclinado de nuevo ante Oliver, ajustandose las gafas.
- Disculpa, pero ahora mismo estamos hablando los adultos. ¿Por qué no sales a jugar un rato con las carpas?
Y entonces, algo en mi cerebro hace click. Mi respuesta inmediata es ponerme en medio y darle la mano a Novikov.
- ¿Recuerdas cuando dijiste que te gustaba el ambiente familiar de mi empresa? Bueno pues a mi también, para mi es lo más importante. Todo lo que cualquier miembro de esta familia diga es relevante. Y ahora, si nos disculpas, mi hijo y yo nos vamos a ver a las dichosas carpas. Ya hablaremos, si eso.
No le dejo ni replicar y arrastro al Doctor fuera del pasillo, camino al jardín de piedrecitas. Mis pasos resuenan con fuerza en las paredes de cristal, mientras que los de Oliver son más rápidos y ligeros.
- ¡D-dustin, -Aflojo un poco al oír sus esfuerzos por seguirme.- ¿eres consciente de a quién le has vacilado?!
- Si, y no me ha gustado nada su tonito. "Estamos hablando los adultos." -Digo esto poniendo mi acento burlón más dramático.- A tu edad yo era más listo que la mitad de la aldea y me decían lo mismo.
- ¿A mi edad? -Lo oigo reír.
- ¡Ya me entiendes! No soporto a la gente así, en serio, no quiero que nadie te subestime.
- Es muy dulce de tu parte. -Me obliga a detenerme y me da unas palmaditas en el dorso de la mano.- Y lo agradezco, pero necesito volver a mi despacho. Me espera Regina...
- ... Claro, perdón, siempre quedas con ella después del trabajo. Yo estaré donde siempre.
- Lo sé. ¡Nos vemos!
Me despido con la mano viendo cómo se aleja. Entre lo de antes con los chicos y la bronca con Stradivarius, hoy estoy quedando como un ogro. Me siento en el banco de piedra a mirar fijamente a los peces. Quizás debería tirarles trocitos de pan como hace el Doctor...
...
No, que como Hikari se entere me pega. A los peces sólo se les puede dar su pienso, ya pediré un botecito en recep...
¡¡Qué susto!! Unas manos salidas de la nada me colocan un gorrito de fiesta y me ponen un matasuegras en la boca. Al girarme me llevo otra sorpresa más:
- ¡¡Atlas!! ¿¿Por qué...??
- Aquí tienes, ¡tu trozo de tarta! -Deposita un taper en mi regazo. Al abrirlo encuentro un bizcocho de chocolate, el cual está relleno de crema de cacao que se ha secado un poco.
- Espera... ¡¿Es tu cumpleaños?! ¡¡Felicidades!! - Me levanto a darle un fuerte abrazo.- Ay, no te he regalado nada...
- Yo tampoco te he regalado nada a ti, ¿cuando cumples?
- Nunca.
- ... Disculpa, ¿qué?
- ... -Mierda, se me ha escapado. Vaya día llevo...- No celebro mi cumpleaños.
- ¿¿Por qué??
- ¡Eso no importa ahora! ¡Es tu día, hablemos de tí! -Lo obligo a sentarse a mi lado.- Siempre estamos hablando de mi, y de mi, y de mi, ¿no es un rollo? ¡Apenas sé nada de tu vida! ¡Cuentame cosas! ¿Cómo eras de crío?
- No sé si quieres saberlo...
- ... Ah. ¡N-no pasa nada! -Agarro mis rodillas para que no me tiemblen e intento mostrar una gran sonrisa.- No puedo forzar a la gente a que me cuente cosas, ¿q-qué soy, un poli? -Cada vez hablo más deprisa.- Todos tenemos secretos, y soy lo bastante maduro como para entender eso. Sería muy grosero de mi parte presionarte para que...
- Dustin. -Me pone las manos en los hombros.- ¿Te pasa algo?
Me pasa, si, me pasa. Y por más que trato de no darle vueltas, al final siempre vuelve a ser el centro de mis pensamientos. Me quito el gorrito de fiesta y respiro profundamente.
- Es que... Siento que mi familia me oculta algo. Y seguramente lo hacen para no preocuparme, ¡pero no soy un niño! Me gustaría que confiasen más en mí...
-
¡Mira quién fue a hablar! -Me da palmaditas en la espalda.- ¿Les has contado tú algo a ellos? ¿No te sentaste a hablar
cuando tuvisteis la charla de sentimientos?
- No era mi turno...
- ¿Cuándo va a ser tu turno?
- Cuando llegue.
- Claro, esperaremos a que te dé otro ataque de ansiedad, ¡como lo de tu fobia al agua!
- Bueno, pues ahora sí lo saben. Y tú también, por lo que veo...
- Por las Mariposas, que sinó jamás. Y eso que somos amigos.
Cada vez tiemblo con más intensidad. Me estoy quedando sin argumentos, sin fuerzas y sin paciencia. No sé si gritarle, ponerme a llorar, marcharme de allí...
- ¿Pillas por donde voy? Nadie te debe explicaciones cuando tú no cuentas ni lo más importante.
- Nada de lo que me ocurre es importante...
- Oye, ¿¿cómo que no?? Por ejemplo, yo que sé, ¿¿tu Rumspringa no fue importante?? ¡Ni siquiera quieres decirme cuando es tu puto cumpleaños!
- Por las Mariposas, que sinó jamás. Y eso que somos amigos.
Cada vez tiemblo con más intensidad. Me estoy quedando sin argumentos, sin fuerzas y sin paciencia. No sé si gritarle, ponerme a llorar, marcharme de allí...
- ¿Pillas por donde voy? Nadie te debe explicaciones cuando tú no cuentas ni lo más importante.
- Nada de lo que me ocurre es importante...
- Oye, ¿¿cómo que no?? Por ejemplo, yo que sé, ¿¿tu Rumspringa no fue importante?? ¡Ni siquiera quieres decirme cuando es tu puto cumpleaños!
- ¡Porque no lo celebro, ¿vale?!
- Dustin, ¿¿por qué coño no quieres hablarle a la gente de cómo te sien...??
- ¡¡¡Porque tendría que hablarles de mi hermana!!!
...
...
...
...
...
... ¿He gritado?
Atlas parece bastante... Asustado. Aparta su mano de mi espalda con cuidado, lo cual en parte agradezco. Pero por otro lado, de alguna forma, extraño su cercanía...
... Debo recuperarla.
Atlas parece bastante... Asustado. Aparta su mano de mi espalda con cuidado, lo cual en parte agradezco. Pero por otro lado, de alguna forma, extraño su cercanía...
... Debo recuperarla.
-
... Tengo fobia al agua porque murió rescatandome de un río. Nunca llegó a celebrar su Rumspringa, así que decidí que yo tampoco lo haría. Y no le he dicho a nadie cuando es mi
cumpleaños porque... Es justo el día anterior a su muerte.
No contesta. Sólo mira fijamente al suelo, apretando la tela de su pantalón. Debería callarme y dejar de hacerle sufrir, pero tampoco puedo dejar este tema colgado...
-
En mi casa solamente hay un mantel para las celebraciones. El mismo
pedazo de tela para las bodas, los cumpleaños, las despedidas... Los
funerales... No quería volver a ver esas malditas amapolas bordadas.
- ¿Qué opinan tus padres de eso?
-
Por esas fechas están tan deprimidos... No creo ni que se acuerden.
Y ahora, el silencio. Me concentro en ver bajar el chorrito de agua de la fuente, que fluye por unas tuberías de bambú seco. Siento como la adrenalina aún fluye por mi cerebro, causandome escalofríos, pero al menos ya no tiemblo tanto.
- Lo siento. -Atlas pasa el brazo por encima de mis hombros y me da un beso en la frente.
- No... Tienes toda la razón. -Apoyo la cabeza en su pecho.- Debería... Debería hablar de esto en casa.
- Si, por favor. Te lo pido como padre y como amigo.
- Gracias...
- ¿Cómo te sientes?
- Expuesto...
- ¿Te hablo de mi mierda de infancia y quedamos en paz?
- No tienes que hacerlo.
- Quiero hacerlo. Confío en ti.
Pero antes de nada, abre el taper y me mete el bizcocho a presión. Está un poco seco, pero igualmente delicioso. ¿Será casero?
- Todo cristo me atizaba. Así que dije "me pegan en casa, me pegan en el cole... ¡Pues me voy a vivir a la calle! Al menos allí no huele a alcohol..."
- ... Mierda, Atlas, -Replico con la boca llena.- lo siento, yo...
- Ah, tranqui, ¡si pirarme fue un alivio! Fliparías con la de cosas útiles que encuentras en la basura: Ropa, comida, medicamentos... ¡Mientras no me mordiesen las ratas ni me metieran mano los borrachos, el resto del día estaba yo de chill!
- ...
- ... En mi cabeza sonaba mejor.
- Creo que tú también deberías hablarlo con alguien.
- ¡Ya lo he hecho, listillo! Mi novia y mi hermane saben del tema.
- ...
- ... En mi cabeza sonaba mejor.
- Creo que tú también deberías hablarlo con alguien.
- ¡Ya lo he hecho, listillo! Mi novia y mi hermane saben del tema.
- ... ¿Hermane?
- Claro, Brooke, ¡si ya le conoces! Sus padres eran trabajadores sociales en un comedor de mi barrio. Yo vivía a un par de cartones de allí, así que me asomaba de vez en cuando a mendigar. Un día me sacaron de una pelea y dijeron "¡hasta aquí hemos llegado", así que me adoptaron. Las risas cada vez que cuento que mis padres son negros...
Me río un poco con él, aunque la congoja sigue en mi pecho. Sé que no me lo ha contado con esa intención, pero comparado con esto... La vida en mi casa era un jardín.
- Al poco conocí a la líder de las Mariposas. Ella tenía todo un súper plan montado para acabar con los Tristes Años 20.
- ¡Ah, conozco ese evento! Jo, pues que maja es, oye...
- ¿Verdad? En cierto modo, me recuerdas mucho a ella.
- ¿Qué te pasa en la voz?
- Nada, sólo pensaba que si os conocierais tendríais muchas cosas de las que hablar.
- No imagino por qué, seguro que se aburriría conmigo...
- Insisto en que sería muy bueno para ti reunirte con ella.
- ¿¿Es psicóloga??
- Insisto en que sería muy bueno para ti reunirte con ella.
- ¿¿Es psicóloga??
Se da un manotazo en la frente. ¿Quizás también está teniendo un mal día? Estoy por preguntarle, pero entonces vuelve a hablar.
- No se me permite decir nada. Por eso sólo te daré una pista: Busca a Monarca.
- ¿Monarca? ¿Tu líder? Pero, ¿por qué?
- ¡Ya te he dicho más de lo que debería! Tú sólo busca a Monarca. No hagas más preguntas y cómete la tarta.
Vale, vale, si insiste... ¡Me comere esta riquísima tarta de cumpleaños! Y hablando de eso...
- Diecisiete de Octubre.
Me mira con otra de sus sonrisas burlonas y me revuelve el pelo con intensidad. Menos mal que no tengo más reuniones hoy, sinó lo mato..
- ¡Tomo nota! Te gusta el color azul, ¿verdad?
Me mira con otra de sus sonrisas burlonas y me revuelve el pelo con intensidad. Menos mal que no tengo más reuniones hoy, sinó lo mato..
- ¡Tomo nota! Te gusta el color azul, ¿verdad?
- Me encanta...
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