Capítulo 2.13.: Pollo Y Heavy Metal

- Por lo que he podido comprobar, el techo ya está arreglado.
- Sí, señora...
- El niño se lleva bien con sus compañeros y profesores.
- Sí, señora...
- Ni los vecinos ni yo hemos vuelto a oír jaleo.
- No, señora...

Las chicas, el Doctor, Dionisio y yo nos hemos sentado con nuestra actitud más formal frente a la asistenta social: Paloma Gutierrez. Ella repasa los documentos que le acabamos de entregar, alzando la vista de vez en cuando para realizar sus preguntas. Llevamos así un buen rato.

A excepción de un par de mechones negros que adornan su frente, su cabello está recogido con una aguja en su nuca. Desde las sienes hasta el moño se extienden dos tiras de canas plateadas, las cuales contrastan intensamente con su oscura piel. Diría que tiene 60 años más o menos, pero el paso del tiempo no ha conseguido aplacar su mirada regia y penetrante. Siento como me juzga con la dureza de alguien acostumbrado a recibir decepciones.

...

... Es posible que los nervios estén exagerando mi percepción de esta pobre mujer.

- Pero estos análisis... No soy una experta, pero la presión arterial de este chico no coincide con la que se esperaría a su edad. Entre otras cosas como... ¿¿Pasta de fijación para dentaduras?? ¿¿Qué...??

Miro por el rabillo del ojo como el Doctor aprieta los labios. Por favor, que no le pida que abra la boca, nos vamos todos a la mierda ya...

- Hablad con vuestro médico de cabecera inmediatamente, debe haber un error en el diagnostico. -Guarda su dossier en la maleta y se pone de pie.- Por lo demás, estoy satisfecha. Espero que todo siga así de bien el més que viene.

Menos mal que ha decidido no insistir mucho... No me gusta tirar por ahí, pero me pregunto si Brooke también sabría manipular estas cosas.

...

Oye, tengo una corazonada... Me la estoy jugando mucho, pero esta mujer coincide bastante con lo que me dijo Atlas esta mañana...

- ¡E-espere! -Me levanto de un salto y la alcanzo justo en el umbral de la puerta.- Por casualidad... ¿No tendrá usted hijos? Me recuerda usted a alguien que estudia electrónica conmigo...
- Electrónica... -Una leve sonrisa aparece en su cara.- Oh, ¿hiperactive, despistade y pesade como un cachorrito?
-  ¡Si!
- Es mi sobrine. Me alegra ver que hace amigos.
- Ah, pensaba que... La asistenta social era su madre...
- Muchos lo somos en esta familia. Si algún día quieres hablar del tema podemos quedar en condiciones más informales, vivo aquí al lado. Ahora debo irme.
- ¡Claro, claro! ¡Que tenga una buena tarde, señorita Gutierrez!

... A pesar del tono estricto de su voz, yo diría que eso ha sido una invitación sincera.

Cuando la puerta se cierra frente a nosotros, los cinco soltamos todo el aire que teníamos guardado. Qué estrés... 

- Doctor... -Suspira Dionisio.
- Lo sé, lo sé, lo siento... No recordaba lo de la receta médica...
- ¿A qué sabe la pasta esa, papá?
- Al paso que vás lo descubrirás tú misma, ¿cuándo fue la última vez que te lavaste los dientes, jovencita?
- ... ¡¡No me atraparéis con vida!!
- ¡¡Hikari!!

Tarde, ya ha salido corriendo. La seguimos tranquilamente hasta el comedor, donde nos esperan los titos Cassandra y Apolo para cenar. Ella sentada y él de pie a su lado, todavía con el delantal puesto.

No tardo mucho en comprobar el orígen de ese sabroso olor. A lo largo de la mesa han repartido siete platos con arroz y pollo, los cuales van acompañados de una salsa verde con pipas de calabaza. La verdad es que tiene una pinta estupenda...

Nos sentamos a comer, pero entonces notamos que Dionisio y Apolo no nos acompañan. El primero sigue de pie, alternando la vista entre la cena y su hermano. El rubio no le quita los ojos de encima.

- ... Esto es... Pollo en pipián...
- Si. Pruébalo.
- ... Oye, yo...
- Dionisio, cómete el pollo. No me hagas repetirlo.

Lo convence con otra de sus gélidas miradas. Dionisio toma asiento, pincha el plato con el tenedor y se lo lleva a la boca.

Vemos con los hombros tensos como mastica la carne. El Doctor se limpia el sudor de la frente, Hikari se arma con el cuchillo y Baviera prepara el móvil con el número de emergencias.

Entonces... Comienza a llorar. Es un llanto tímido, pero contento. Como si fuera un partido de tenis, miramos a Dionisio comer y a Apolo observarlo fijamente.

- ... Sí, lo es... Es la receta de mamá... ¿Por qué? No la merezco...
- Quiero que la comas.
- En serio, ¿¿por qué??
- Papá, eres densito, ¿eh?

Cassandra le mete el tenedor a Baviera para que se calle, pero a la jóven no parece importarle mucho en cuanto lo saborea.

- ... ¡¡Hostia, que bueno!!

Sigo su ejemplo y pruebo otro bocado.

...

¡¡Hostia, qué bueno!! Los dejo con su tema mientras me deleito con el plato, y no soy el único: Cassandra, Hikari y el Doctor también lo disfrutan.

- Aún tengo mis reparos contigo. -Se sienta al lado de su hermano y come con él.- Y cicatrices que me cuesta sanar. El Dionisio del pasado aún me causa pesadillas, pero... Quiero ser hermano del Dionisio que eres ahora. Y que seas hermano del Apolo que ahora soy. Te perdono. ¿Me perdonas tú a mi por intentar matart...?

Dionisio se abalanza sobre Apolo y lo abraza fuertemente. Ahora llora con más fuerza que antes, aunque todavía se le nota feliz.

- ¡¡No tienes que perdonarme!! ¡¡No tienes que quererme!! ¡¡No he hecho nada para que me quieras!!
- Puedes empezar a hacerlo. -Responde tranquilamente, frotando su espalda.- Sé que puedes, lo he visto. ¿Verdad, malditos degenerados?

Lo dice sonriendo gentilmente. Sinceramente. Es algo que ninguno de los presentes había visto hasta ahora.

...

Bueno, quizás Cassandra, pero hoy no toca abrir ese melón. Por jugoso que sea...

- Empecemos desde cero, ¿de acuerdo? A partir de ahora seremos buenos el uno con el otro. -Entonces, Apolo me dirige la palabra.- Dustin... ¿Me...?
- Si, te perdono. -Ni me lo pienso.

Y con todo esto solventado, la familia sigue comiendo el delicioso pollo en pipián. Oye, ¡debería pedirles que me enseñen a cocinar! En la aldea nunca tuve la motivación de aprender, ni siquiera la infame trucha a la manzana de mamá...

Si, realmente necesito hablar de esto con los demás. Pero hoy no es el día. No, no es mi excusa de siempre: Definitivamente pienso hablar de mis sentimientos.

- Bien, bien, ¡estas paces hay que celebrarlas! -Exclama Baviera.- ¡El tito y yo daremos un concierto!
- ... ¿Apolo? -Dionisio alza las cejas.
- No sé de qué habla.
- ¡Sí lo sabes, no me seas! El tito canta heavy metal.
- ¿¿Qué?? -Exclamamos todos.
- ... Ay... -Suspira pesadamente.- Solía cantar en una banda de metal cristiano antes de unirme a La Cruz Armada. La niña se enteró y me ha estado obligando a ensayar con ella unos días.
- Obligando, dice...

¡Vaya con el cura cowboy mercenario! Qué montón de sorpresas nos depara...

-o-

Salgo de la sala de música para descansar los oídos. Es un espectáculo estupendo, pero no estoy acostumbrado a actuaciones tan intensas.

En las fiestas de mi pueblo solíamos escuchar a una pequeña banda de banjos y violines. Algunos bailaban en circulo alrededor de la hoguera, agarrados de las manos y con coronas de flores en la cabeza.

... En realidad, yo no. Me atrincheraba junto a la mesa de las bebidas y agarraba un buen pedo. Aquí no me ha vuelto a pasar, en comparación a nuestros licores la bebida española parece aguachirri. El otro día me ventilé medio whisky bajo la aterrada mirada del Doctor, ¡y no me afectó en absoluto!

... ¿Qué? Yo también hago cosas de adulto...

Un leve zumbido interrumpe mis pensamientos. Me llevo una gran ilusión al abrir el chat.

                       Hola, amor 💗
Hola, cielo 💗                                    
                       ¿Qué te cuentas?

Decido hacerme una foto con el concierto improvisado de fondo. A los dos minutos me llega un audio de Nathan, con la sorpresa de que también oígo a Dallas reírse de fondo.

- ¿¿Ese es Apolo?? ¡¡Ay, que me meo!!
- ¡¡Manda vídeo, cobarde!!

El resto son todo risas sin aire. "No, que estáis estudiando 😜", enviar. Me gusta ser malo a veces.

Pero es obvio que al final lo voy grabar...

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